viernes, 26 de febrero de 2010

Reseña del paseo del 3er aniversario


Apreciables mujeres en bicicleta, chamacletas y chamacletos: como es de todos conocido, cumplimos tres añotes de existir y para no olvidar buenos tiempos, organizamos una rodada de aniversario digna de recordarse.

Yara, arquitecta, diseñó una ruta para conocer los más importantes edificios de la zona de Santa María la Ribera y sus alrededores. Por principio, nos reunimos en el monumento a la Revolución (que actualmente parece un campo minado, ya que la plaza entera esta en proceso de restauración) de ahí enfilamos a la Biblioteca Vasconcelos, junto a la estación Buenavista del tren suburbano, donde nos detuvimos un momento para contemplar y escuchar parte de su historia e importancia. Los paseantes del tianguis del Chopo nos miraban curioso.

Luego, rodamos unas cuadras sobre el Eje 1 Norte para posteriormente dirigirnos a la avenida Ricardo Flores Magón, en la que tomamos el carril de contraflujo y subimos un puente hasta una altura muy respetable para ver tooooodo el Valle de México. Era un día súper transparente. Fue sorprendente ver al mismo tiempo los volcanes, la catedral, el Ajusco, Santa Fe y el cerro del Chiquihuite. Bajamos el puente y empezamos a callejear para ver casas antiguas, unas más modestas y otras más señoriales. Llegamos al museo del Chopo que también está en restauración. Ahí, Yara nos contó cosas que no sabíamos de este lugar tan importante. Seguimos unas cuadras más, hasta tomar la calle que conduce a la Alameda de Santa María. Rodeamos la alameda y nos detuvimos un momento para oír la historia del museo de geología de la UNAM y nos adentramos en el parque para ver de cerquita el quiosco morisco. Ahí, junto a una quinceañera que se tomaba fotos, partimos el pastel de chocolate (mmmm) y platicamos de cosas muy variadas, entre otras, sobre el próximo congreso de ciclismo urbano (estén pendientes).

A todos los asistentes al paseo ¡muchas gracias! Y también a todos los seguidores de este blog, a las chamacletas virtuales y a los que por casualidad están leyendo esta reseña, porque sin su apoyo, este blog y los tres años de existencia de Biciellas, no serian posibles.

viernes, 19 de febrero de 2010

Recordatorio

Les recordamos que mañana tendrá lugar el festejo por el tercer aniversario de Biciellas, están cordialmente invitados a un breve paseo, que pinta con tener un buen día a pesar de que estamos en febrero loco. El paseo es urbano, breve y no muy demandante. Al final tendremos un pequeño convivio.

Para confirmar su asistencia, dudas o aclaraciones, favor de escribir al correo: contacto.biciellas@gmail.com

lunes, 15 de febrero de 2010

3er ANIVERSARIO



Así es, cumplimos tres años y para celebrar tenemos planeado un paseo que nos propone una seguidora del blog, Yara, quien entusiasta por participar diseñó esta ruta; la cita es en el monumento a la Revolución el próximo sábado 20 de febrero a las 10:30 am, lo único que necesitas es tu bicicleta en buen estado y muchas ganas de divertirte.
Esta es la oportunidad de conocernos y compartir un tiempo sobre ruedas, TE ESPERAMOS!!

Confirma tu asistencia al correo contacto.biciellas@gmail.com, habrá sorpresas!!!

lunes, 1 de febrero de 2010

Nueva sección


Este año queremos inaugurar una nueva sección para hablar de nosotras, de cómo o porqué decidimos aventurarnos sobre dos ruedas. Y para estrenarla le pedimos a Laura hacer el corte de listón.
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Travesuras en dos ruedas.

Últimamente me preguntan mucho sobre el origen de mi afición por la bicicleta y la verdad siempre había pensado que venía de mis clases de francés en la primaria, donde la primera imagen que ilustraba mis lecciones era la de dos niños franceses andando en su bicicleta al pie de la Torre Eiffel con un baguette bajo el brazo, lo cual para una niña de 6 años como lo era yo, fue una de las cosas más inspiradoras de mi niñez; ahora creo que solo forma parte de un gran rompecabezas de momentos que me llevaron a amar mi bicicleta tanto como lo hago ahora.

Mi primera bicicleta me la regaló mi abuelo. Era rosa con negro rodada 16, de la marca no me acuerdo, pero si me acuerdo que mis veranos más felices fueron montando mi bicicleta con mis vecinos. Nunca fui una niña de muñecas, siempre preferí las bicis, los patines, los balones e inclusive combinaciones entre ellos.

De pronto un día se me pasó el amor por mi bici y la olvide. Incluso ahora que trato de recordar que paso con ella no puedo lograrlo, no sé si la regalé o mi mamá la tiraría, lo cierto es que mi juguete favorito dejo de serlo, para darle paso a los intereses propios de la pubertad: como yo, siendo toda una “señorita” de 13 años, iba andar jugando en bicicleta? No. Yo tenía que andar arregladita para salir con mis amigas, para ir a las fiestas donde todavía comíamos sabritones con mirinda.

Como pude olvidarla, ella tan guapa, tan femenina. Como pude olvidarme del día que salí con ella de Juguetibici y me sentía la más feliz, porque me hacía olvidarme de todo y de todos, porque éramos solo ella y yo, porque me sentía niña arriba de ella y no era más una adultita. Mi abuelo me la compró a escondidas de mi madre, porque a ella no le gustaba que hiciera “cosas para niños”, sin darse cuenta que era de las pocas cosas que más disfrutaba y que me hacían sentir menos responsable y más libre, independientemente del supuesto “genero” de la propia actividad.

Y tal vez no pueda decir con precisión el momento en el cual empezó mi afición por la bicicleta pero si puedo explicar el por qué: Porque a pesar de que hayan pasado los años, no dejo de sentirme como cuando era niña arriba de mi bici. Me hace sentir libre, dueña de mi, de mi tiempo y de mi espacio. Me siento única en una ciudad en la que es fácil perder la individualidad, pero difícil no sentirse solo. Gracias a mi bici, he conocido gente muy interesante y verdaderamente preocupada por construir un lugar mejor para vivir, una Ciudad de México habitable y feliz. Al mismo tiempo me vuelvo a sentir niña, me vuelvo a sentir que estoy haciendo algo prohibido, como cuanto salí de Jugetibici sabiendo que mi mamá no sería muy feliz con nuestra travesura, pero ahora lo prohibido se traduce en hacer algo diferente, algo que la mayoría no se atreve a hacer. Ojalá eso cambie pronto para poder sentirme tan feliz como cuando salía con mi bandita de amigos a jugar carreritas en la cuadra y poder ser testigo de que más y más gente, disfruta rodar sobre dos ruedas.
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Proximamente rodada de aniversario, estén pendientes.