martes, 1 de junio de 2010

¡No lastimes tus rodillas!


Cuando voy por la ciudad es inevitable fijarme en los ciclistas y muchas veces tengo ganas de detenerme o detenerlos (según quien es el que va más rápido) para decirles ¡cuida tus rodillas! Porque muchos ciclistas usan el asiento tan abajo que dañan sus rodillas y seguramente acaban adoloridos. Uno de lo errores más frecuentes entre los ciclistas novatos (y no tanto) es pensar que basta con la técnica con la que aprendieron en la infancia a andar en bici.

Los niños generalmente empiezan a usar un triciclo que les obliga a flexionar mucho sus rodillas. Más adelante empiezan a usar la bici con rueditas (auxiliares) que les dan estabilidad y, finalmente, aprenden a rodar libremente pero lo suficientemente cerca del suelo, de modo que al bajar los pies puedan frenar o evitar caerse de lado. Es decir, la altura del asiento se corresponde con la altura de la entrepierna, están sobre el asiento y con los pies en el suelo al mismo tiempo.

Este sistema que se usa para dar seguridad a los niños (y que, como son de “hule”, nada les duele) no es adecuado cuando se es adulto. Lo correcto es tener el asiento a una altura superior a la de la entrepierna estado de pie sobre la bici.

Hay una formula para sacar la medida correcta y es la siguiente: estando de pie toma la medida que va del suelo a tu entrepierna en centímetros y multiplica ese número por .885, el resultado (también en centímetros) es la distancia que debe haber entre el eje de los pedales y el asiento.

Ejemplo:
82 cm X .885 = 72.5 cm

Entre los ciclistas urbanos son las repetidas y, a veces, repentinas paradas las que hacen que muchos usen incorrectamente el asiento. Si el asiento a su altura correcta te parece “muy alto” es quizá no sabes empezar a pedalear y frenar correctamente.

Para “arrancar” debes dar los primeros pedalazos apoyando todo tu peso sobre los pedales y ya en movimiento, colocarte sobre el asiento.

Para frenar: usa los dos frenos del manubrio para detenerte, apoya firmemente tus pies en los pedales y levántate sobre ellos mientras frenas, para después bajar un pie como si fuera un escalón y después el otro, quedando de pie sobre el cuadro de la bici y no sobre el asiento.

Otro buen consejo es mantener los pies y las rodillas en paralelo al cuadro, evitando separar o juntar las rodillas al pedalear.

Por último, si te da susto empezar a rodar con el asiento “tan arriba”, sube poco a poco la altura hasta alcanzar la correcta, tus rodillas te lo agradecerán.