sábado, 14 de febrero de 2009
Otro intento...
Llegará en su bicicleta
tras quinientas vueltas de pedal,
más o menos.
La encadenará a la reja,
si piensa quedarse
más de un rato.
Estirará la falda y las mangas
del vestido y el pelo
recién lavado.
Sacará de su bolso
el paquete de delicias
y lo pondrá en su palma.
Tocará en el planta baja “D”
anunciando su sorpresa
y sonreirá anticipada.
En el largo pasillo
sonreiré con mis labios
abarrotados de besos.
Le abriré la puerta,
contento como un niño
vestido de domingo,
y le diré:
- Hola linda, no te esperaba!-.
Gustavo Camacho
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